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Travesías

El paisaje en el que descansamos cuando vamos de vacaciones, las flores que crecen en el jardín y llenan los ojos de carmín, la sombrilla blanca y roja debajo de la cual duerme la siesta una pareja en la playa. 
En la obra de Margit vemos el pasaje de cierta figuración naturalista hacia una abstracción cada vez mayor. El color y la vitalidad de la pincelada, a partir de la década del 60,  le va ganando a las formas y la narración. Con los años, la mano se suelta y se libera progresivamente del ojo, de lo mirado.

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